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martes, 8 de marzo de 2016

MENCIÓN ESPECIAL 

Clara Campoamor: la lucha por el sufragio femenino



Ciudadanos diputados: mucho vacilaba yo en elevar mi modesta voz en la Cámara, creyendo que mi deber estaba en intervenir tan sólo en momentos en que me fuera imposible dejar de hacerlo. Y es éste el momento, cuando se ha elevado otra voz para decirnos – quién sabe por qué reminiscencia, en el fondo, de tipo católico – que la aportación de la mujer al Derecho político podría ser un peligro para la República. Una intervención que ha turbado mi espíritu y ha herido mi sentimiento por venir de donde viene.

Sr. Álvarez Buylla, toda Constitución tiene mucho de reparación, toda Constitución es el triunfo que implanta el derecho de un sector o de una clase oprimida, desconocida, anulada... La teoría democrática es que el representante sea la figura exacta del representado. Si su idea pasara, el primer artículo de nuestra Constitución podría decir que España es una República democrática y que todos sus poderes emanan del pueblo; pero para mí, para la mujer, para los hombres que estiman el principio democrático como obligatorio, ese artículo no diría más que una cosa: España es una República aristocrática, de privilegio masculino. Todos sus derechos emanan exclusivamente del hombre.

¡Ah! Se dice que el peligroso voto de la mujer puede dar el triunfo a la Iglesia. Yo les diría a estos seudoliberales que debieron tener más cuidado cuando durante el siglo XIX dejaban que sus mujeres frecuentaran el confesionario y que sus hijos poblaran los colegios de monjas y de frailes.

Se repite la historia, señorías. Ya se dijo en Inglaterra que la mujer votaría igual que el marido, que la mujer votaría a los laboristas. Aquí, en la discusión del anteproyecto, he oído decir que el voto de la mujer casada llevaría la perturbación a los hogares. Poneos de acuerdo, señores, ante de definir a favor de quién va a votar la mujer - ¿con la derecha o con la izquierda?, ¿con o contra el marido? -, pero no condicionéis su voto con la esperanza de que lo emita a favor vuestro.

Dejad que la mujer se manifieste como es, para conocerla y para juzgarla; respetad su derecho como ser humano, dejad que actúe en Derecho, que será la única forma de que se eduque en él, fuere cuales fueren los tropiezos y vacilaciones que en principio tuviere.

Sólo voy a haceros un pequeño recuerdo. Esta historia de la guerra de los sexos es tan vieja como el mundo. La vieja leyenda hebraica del Talmud nos dice que no fue Eva la primera mujer de Adán, sino Lilith, que se resistió a acatar la voluntad exclusiva del varón y prefirió volver a la nada, a los alvéolos de la tierra; y entonces, en la esplendidez del Paraíso, surgió Eva, astuta y dócil para la sumisión de la carne y del espíritu. De las diecisiete constituciones dadas después de la guerra, tan sólo tres niegan o aplazan el voto de la mujer. Los hombres de esos países ya han reconocido que no ganó nada Adán con ligarse en vez de a la mujer independiente, de voluntad propia y de espíritu amplio, a la Eva claudicante, astuta y sumisa.”

Fragmentos del discurso de Clara Campoamor el 1 de septiembre de 1931, en Isaías Lafuente: La mujer olvidada. Clara Campoamor y su lucha por el voto femenino

Ya han transcurrido cien años desde que más de un millón de personas se manifestaran en Europa en el primer Día Internacional de la Mujer. Fue un 19 de marzo de 1911, aunque, posteriormente, pasó a celebrarse el 8 de marzo en casi todo el mundo para pedir el fin de la discriminación y la igualdad de derechos respecto de los hombres en lo concerniente al trabajo y a la formación, al voto y al desempeño de cargos públicos. La decisión de convertir esta celebración en una festividad internacional corrió a cargo de Clara Zetkin (1857-1933), líder del movimiento alemán de mujeres socialistas. Pocos días después, más de 140 mujeres morían calcinadas tras un dramático y terrible incendio, quizás provocado, en la fábrica de la Triangle Shirtwaist Company de Nueva York.

Mucho se ha logrado es estos cien años, pero persisten gran parte de los problemas: son demasiados los países y sociedades en los que la mujer continúa siendo un ciudadano de segunda clase. Como dice Ban Ki-moon, “solo cuando las mujeres participen plenamente y en pie de igualdad en todos los sectores de la vida pública y privada podremos esperar tener la sociedad sostenible, pacífica y justa prometida en la Carta de las Naciones Unidas”. Pero no faltan voces que denuncien los obstáculos que impiden la eliminación total de la secular discriminación hacia las mujeres, como la deNawal el Saadawi, figura imprescindible del feminismo árabe que señala hoy en El País a la religión como uno de los principales escollos: “La religión es una ideología política y tenemos que separar religión y política. La mujer no puede liberarse bajo ninguna religión, ni cristianismo, ni judaísmo ni islamismo, porque las mujeres son inferiores en todas las religiones”.

No le falta razón. Precisamente fue la religión la que enfrentó en nuestro país a Clara Campoamor y a Victoria Kent en el intenso debate que se produjo en el Congreso de los Diputados a propósito de la aprobación del sufragio femenino. El razonamiento era muy simple: si se sancionaba el voto de las mujeres, al estar estas totalmente influenciadas por la Iglesia, la victoria de las derechas —contrarias, no obstante, a la emancipación de las mujeres—, estaba asegurada. Sin embargo, el 1 de diciembre de 1931 se lograba la aprobación del voto de la mujer, una gran conquista histórica impulsada por esa gran defensora de los derechos de la mujer que fue Clara Campoamor. Por eso no podía faltar su memoria en este blog. Ya han pasado por aquí la Lisísitrata de AristófanesOlympe de Gouges oHipatía de Alejandría entre otras grandes figuras que fueron pioneras en el largo camino hacia la igualdad. Clara Campoamor merece un lugar de honor junto a todas ellas: injustamente olvidada por una España intransigente, su legado ha facilitado que el derecho al voto de las mujeres sea prácticamente universal. Os dejo un documental de María Teresa Álvarez para RTVE dedicado a esta gran política española y una presentación con imágenes extraídas de la serie de televisión Las Aparicio, inspiradas en los años cincuenta, que reflejan muy bien el avance de los derechos de las mujeres, algo que hubiera sido imposible sin la admirable labor que han realizado todas estas mujeres. ¡Feliz día de la mujer!

http://www.rtve.es/alacarta/videos/mujeres-en-la-historia/mujeres-historia-clara-campoamor/713371/